Como si acabásemos de experimentar un orgasmo y
mi cerebro estuviese produciendo oxitocina,
se encuentran mi cabeza y mi sexo gestionando un enamoramiento momentáneo.
Pienso en tu cuerpo y en tu boca y sólo quiero recorrerte
desde tu lado subacuático hasta tu montaña llena de cumulonimbus.
Mis cirros se acumularían también hasta que descargásemos
rayos y truenos. Cuando acabase la tempestad me tumbaría a tu lado
y no podría parar de besar esa sonrisa inocente y relajada.
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